Esta es la presentación de los hombres que conforman el grupo conocido como los malditos bastardos. 

 

La escena es un bosque, donde un pelotón nazi (o lo que queda de él) espera a ser ajusticiados por los malditos bastardos, comandados por Aldo Rey (Brad Pitt). Presentan a la mayoría de ellos, o, por lo menos, a los que tienen más trascendencia en la historia, como Hugo Stiglitz. Se le presenta al general nazi la oportunidad de decidir por su futuro; si decide colaborar para delatar a los otros pelotones que rondan por el bosque, salvará la vida. En caso contrario, si se mantiene en silencio, será ejecutado. Ante la negativa de este, se da paso al llamado Oso Judío, presentado como un judío enorme que no tiene piedad con el bate. Este está en una cueva, y se van oyendo golpes del bate contra las paredes. 

 

Entonces, con una entrada en escena triunfal, entra el judío, una mole, con un bate enorme. Después de intercambiar un pequeño diálogo con el preso, le da varios batazos en la cabeza, destrozándola por completo. Uno de los otros 3 alemanes que están recluidos, preso del pavor, sale corriendo y es ejecutado instantáneamente. Con el ajusticiamiento del general nazi, el furor se apodera del Oso Judío, que narra lo que acaba de suceder como si fuera un partido de béisbol. Después se le da a otro la oportunidad de hacer lo mismo, y elige, por miedo, delatar al otro pelotón. Le dejan ir con una condición, y es que le acuchillan la frente haciéndole una cicatriz con la forma de la esvástica. 

 

Es curioso ver como presenta aquí Tarantino a los nazis. Lejos del estereotipo de que los nazis son gente con miedo y sin  alma, Tarantino propone dos caras: una, la del general, serio y valeroso, que da la cara a la muerte, y luego el soldado miedoso que delata a sus compañeros.