Este es el conjunto selecto de entrevistas que hicimos en un horario concurrido, después de las clases.

Solo aparecen publicadas las entrevistas más relevantes, pues tan solo en la Facultad de Comunicación se recogieron 37 minutos de entrevistas grabadas. 

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En los vídeos vemos reflejados el pensamiento crítico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación, tanto en los estudiantes de Periodismo como en los de Comunicación Audiovisual. Podemos ver claramente esta diferencia de pensamiento en la respuesta a la pregunta “¿Censurarías alguna escena o película de Tarantino?”. En la calle, incluso en el resto de facultades, muchos ciudadanos respondieron “Sí” a la pregunta. En su lugar, en la facultad de comunicación, aquellos que dijeron que sí que había escenas censurables, supieron buscar una solución antes de la censura. No querían censurar nada con el fin de que se conservase la obra del autor. Hablan de la existencia de las leyes de restricción de edad. Cuando una va al cine, depende de su contenido se deja la entrada a menores de 16 o 18 años. “El que lo quiera ver que lo vea, el que no, que no.” Censurar la obra sería eliminar parte de lo valioso del creador. Lo que hace valioso el contenido son sus limitaciones. Por ejemplo, en una escultura de pocos recursos o de materiales pobres, lo valioso sería los materiales que se han utilizado. Si esa misma obra se hiciese con mejores materiales, perdería por completo su esencia. De la misma forma que si una canción se populariza y más tarde se vuelve a hacer pero con instrumentos de mejores calidad. Pierde por completo lo que la hacía distinta. Son sus limitaciones las que le hacen distinta y por ello nos gusta. Lo mismo sucede con las relaciones de pareja. Si fuese completamente perfecta esa persona, nos aburriríamos. Como en todos los ejemplos puestos, lo que nos gusta son esos defectos. Una sabia conocida, Adela Fernández, decía que “La perfección es la imperfección”.