top of page

Escenas

Salpicadura grande.png
Salpicadura larga.png
carta.png

¿Que tengo en el coco?

Los dos bastardos que hablan alemán (el traductor y el reciente desertor nazi, Hugo Stiglitz) tienen una cita con la actriz alemana Bridget Von Hammersmark para ultimar sus planes contra el Reich. Como contacto cuentan con el agente británico Archie Hicox, que ya desde el inicio parece desconfiar de Stiglitz.

La mujer tenía la esperanza de que hubiese muchos franceses y casi ningún germano, finalmente sólo hay un grupo de soldados alemanes ebrios. Celebran que uno de ellos, Wilhelm, acaba de convertirse en padre. Aparte del suspense que esto acarrea, observamos que el director estadounidense dibuja a los nazis como personas, más que como las típicas máquinas de matar, que sería lo fácil y sensacionalista.

 

A partir de ahí, la tensión va y viene.

Al principio, Wilhelm molesta a los conspiradores y, cuando parece que se va a volver a su mesa, se acaba sentando con ellos. En el momento en que Hicox manifiesta su desagrado para librarse de él, un oficial nazi se incorpora y sustituye a Wilhelm en la mesa de sus enemigos, sin que estos puedan oponerse. Acierta en cuestionar la identidad fingida del inglés, pero este esquiva la bala con una historia convincente.

La mirada de los compañeros a Stiglitz y la de este al oficial cuando le propina unas palmadas fuertes en la espalda y dos golpes en el pecho, son un poema. Al principio supo, más o menos, controlarse, pero ahora está a punto de estallar. De manera similar a la escena inicial del filme, el director cambia radicalmente el contexto, esta vez con un corte. Dicho corte muestra cómo en el pasado, ese oficial que Stiglitz tiene delante, le flagelaba en sus tiempos entre rejas. Es decir, ambos se conocen, el oficial no hace otra cosa que jugar con ellos.

Tras el último lapso de tranquilidad en el que todos juegan juntos, la tensión entre el oficial y el inglés regresa, desaparece y reaparece una vez más cuando Hicox se delata a sí mismo con un gesto propio de los británicos y no de los bávaros. Así es como Tarantino mantiene al espectador pegado a la pantalla en una escena de casi 25 minutos.

CONTÁCTANOS

Campus universitario Universidad de Navarra

Success! Message received.

bottom of page